viernes, 29 de octubre de 2010

Hanoi. Vietnam



Hanoi. Una ciudad totalmente diferente a lo que hasta ahora habíamos visto. Todo resulta extraño. Las calles, los colores, los olores, los sabores... El ambiente está cargado y el calor resulta agobiante. El tráfico es caótico hasta el extremo. En un cruce se pueden juntar cientos de ciclomotores esperando a que el semáforo se ponga en verde. Cruzar la calle se convierte en un deporte de riesgo. La gente es amable hasta el punto de resultar encantadora. No dudan en regalarnos una sonrisa a pesar de que, en realidad, los extraños somos nosotros.
Hemos estado allí quince días, y no he tenido muchas oportunidades de hacer fotos. En realidad no estábamos allí para hacer turismo, sino para convertirnos en los papás de Sara Nuyén.
Espero que, cuando nuestra preciosa hija tenga unos añitos más le apetezca conocer su país de orígen. Así tendremos una buena excusa para volver.